Los errores más comunes al lavar el cabello

Tener el cabello brilloso y saludable es el sueño del mundo de la belleza y es algo por lo que nos esforzamos muchísimo. Pero, ¿de qué sirve tanto esfuerzo si hacemos cosas que lo dañan sin darnos cuenta.

Obviamente no quieres dañar tu cabello conscientemente, pero algunas partes de tu rutina de belleza podrían estar haciéndolo. Existe un par de hábitos que parecen inofensivos, pero son el mayor causante del cabello seco, dañado y sin vida.

1. Lavarlo todos los días: Los expertos aseguran que nuestro cabello se ve mejor cuando los aceites naturales que se originan en el cuero cabelludo llegan hasta las puntas. Por eso, se recomienda lavar el cabello cada tercer día. Si no te gusta la idea de que tu cabello se vea grasoso, puedes rociarlo con un poco de champú seco o agua y estilizarlo con una secadora.

2. Cambiar de champú: Algunas creen que es bueno cambiar de champú para que nuestro cabello luzca más sano, pero los expertos aseguran que lo mejor es quedarte con lo que sabes que funciona. Tu cabello no distingue entre marcas, así que no se puede desarrollar tolerancia a ningún producto. El secreto se encuentra en hallar el mejor champú para tu tipo de cabello y quedarte con él por siempre.

3. No saber usar los productos: En lugar de aplicar champú y acondicionador a lo largo de todo tu cabello, concéntrate en aplicar el champú solo en el cuero cabelludo y el acondicionador desde la mitad de tu cabello hasta las puntas. Las puntas necesitan más humectación para no abrirse y la raíz solamente necesita un poco para mantener el volumen.

4. No usar acondicionador: Si quieres que tu cabello brille, tienes que usar acondicionador cada vez que lo laves. Además, el acondicionador elimina la fricción al cepillado, lo cual causará que tu cabello se quiebre menos. De hecho, el champú es tan agresivo que un experimento interesante es utilizar únicamente acondicionador de vez en cuando. Los expertos aseguran que dejará tu cabello viéndose increíble.

5. Usar agua muy caliente: Mientras que el agua caliente ayuda a que la cutícula del cabello permita que el champú y el acondicionador funcionen, el agua fría ayuda a que la cutícula se cierre y permanezca humectada por el acondicionador, lo cual hace que tu cabello se vea brilloso y saludable. Lo mejor es lavar con agua caliente y enjuagar con agua fría.